Ahora, hablemos de la comida, porque ustedes saben que en mi cocina nos gusta jugar un poco. La entrada fue una delicia que nos llevó directo al Pacífico: aborrajado de plátano maduro con pescado ahumado y queso, además de nuestras famosas empanadas de camarón, acompañadas de nuestro ají especial de la casa, ese que tiene un toque que solo se consigue en Rey Guerrero.

El plato fuerte fue un arroz tumbacatre, que como su nombre lo indica, ¡te levanta el ánimo de una! o, cazuela de mariscos en leche de coco, sazonada con esas hierbas medicinales que nuestras abuelas nos enseñaron a usar con tanto cariño. Todo esto acompañado de jugos naturales de borojó, tamarindo y açai, porque aquí también se cuida la salud y, bueno, un toquecito afrodisiaco nunca está de más, ¿verdad?

Para cerrar con broche de oro, servimos una torta de coco bañada en crema de arrechón, un derivado del viche, nuestra bebida tradicional del Pacífico, montada sobre un helado de chontaduro. Les advierto, con tanto afrodisiaco en el menú, había que tener cuidado al final de la noche… ¡pura chispa y sabor!